Eu fui apresentada à belíssima obra de Eduardo Galeano pela Branca. Ficávamos a ouví-lo declamar suas belas histórias poéticas nas estradas de Angola. Este foi um dos muitos presentes que ela me dera. Na verdade, aquela mocinha foi um presente pra mim... inteira! Ela foi um presente que me trouxe outros tantos.
Compartilho com vocês uma homenagem que ela me fez em seu blog... e que me levou às lágrimas. Coincidência ou não, foi um dos textos dele que mais gostei.
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso - reveló - Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del vento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
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